Gritos de auxilio en el Sector Primario de Gran Canaria

Voy a contarles una historia pequeña, que he empezado a escribir 5 veces en el día de hoy, y todas ellas las he borrado. Todo comenzó con una publicación de ese amigo que todos tenemos en Facebook, el cual publicó un lógico agradecimiento al kit de bienvenida que le obsequiaron en una vivienda vacacional de Las Palmas de Gran Canaria donde se alojó. En esa publicación, yo vi un pequeño detalle en forma de botella de un vino “de fuera”, en lugar de uno de nuestra isla, que mi impulsó a comentarlo con él.

Mi apreciación fue comentarle a dicha persona, que ojalá la bienvenida hubiera sido 100% con auténtico sabor local, a lo que me respondió, que entendiendo mi observación, él se quedaba con el detalle de la bienvenida, cosa que además entiendo perfectamente y además todo en un tono muy elegante.

Mi sorpresa y estupor vino con la reacción de algunos perfiles amigo de estas personas, donde se me decía de todo, menos bonito, y todo por pedir reflexión y respeto en unos momentos además tan duros como los que estamos pasando. Como ejemplo, les dejo pantallazos de algunas de las respuestas. Como verán, en todos los casos tapo los nombres de esas personas, para preservar su intimidad, aunque lo escrito en una red pública con Facebook está al alcance de todos.

 

Hasta aquí, esa pequeña y anecdótica historia, porque por desgracia, es el día a día que se vive con el triste «sanbenito» de apoyar lo externo mientras le damos la espalda a lo nuestro. Y, ojo, no soy ningún talibán del KM0, ni en la despensa, ni en la cocina, ni en la bodega, ya que considero que hay mucho y bueno fuera también. Hasta aquí, esa pequeña historia, ahora viene la reflexión, que además me surgió hablando con dos amigos, Francis González y Clemente González, que no son hermanos aunque coincidan en apellido. El primero, asesor de Gran Canaria Gourmet, ente dependiente de la Cámara de Comercio de Gran Canaria, que lleva años trabajando en difundir el producto primario me decía “Javier, en esta tierra hay muchos que son isleños porque han nacido en una isla, pero que no tienen ni idea de lo que significa ser isleño. Tenemos que concienciarnos que todo lo que hacemos en una isla, tiene una consecuencia dentro de la misma, para bien y para mal, por lo que ahora, más que nunca, debemos aprovechar este palo para impulsar el conocimiento y la concienciación de la gente en ese sentido”. No puedo más que suscribir estas palabras.

Clemente González, es periodista especializado del sector agrario. Trabajando para la RTVC, su programa “Canarios de Campo y Mar” lleva años al lado del Sector Primario de todas las islas, sin distinción alguna. Él sabe que nos apreciamos mutuamente, y me permitirá esta licencia de transcribir literalmente un wassup de audio que me mandó en la mañana del martes, cuando todos estábamos muy tocados por las noticias que nos llegaban de amigos y conocidos que estaban perdiendo todo lo que tenían; “Javier, el argumento contundente para todos estos que mencionan el precio es el siguiente; El producto canario no tiene precio, tiene valor. Tiene un valor por todo lo que aporta, porque cuando yo compro producto canario, yo no estoy pagando dinero, me encuentro realizando una aportación a todo nuestro entorno. Nuestros quesos, la miel, gofio, papas, vinos, frutas, verduras, carnes, pescados, legumbres, etc son de una calidad incontestable, y cuando yo pongo un euro en ellos estoy poniéndolo en mi pueblo, en mi isla y en todas a la vez. Con ese gesto estoy aportando riqueza y economía a un viticultor, a un bodeguero, pescador, agricultor o lo que sea, y ese dinero se queda en mi isla, porque todo eso se queda en nuestras casas. Pero además, con ese euro yo estoy ayudando a crear un paisaje, potenciando un territorio, y lo más importante, con ese euro de más, yo estoy ayudando a crear población en el entorno rural. Nuestro producto tiene calidad, genera riqueza, crea empleo, conserva y cuida el paisaje, potencia el territorio y nos da sostenibilidad. ¿Qué más quieres por unos euros más?” Les juro que terminé de escuchar el audio y me puse a llorar, pero a la vez me prometí, que ahora más que nunca me dejaría la piel en dar voz a nuestra gente y a nuestra tierra, ahora tan dañada como podrán apreciar en estas fotos, donde se ven los destrozos en unos viñedos, en unos panales de miel y en los pastos de nuestras ovejas trashumantes.

Ahora es el momento donde tenemos que acudir a comprar lo que nuestra tierra da. Visitar ese mercado y pedirle papas de nuestra tierra. Ir a ese restaurante que tanto nos gusta y consumir producto local. Enseñarle a nuestros hijos el valor de nuestra tierra, para que ellos también sean conscientes de lo que está en juego. Porque les digo algo, ahora todos lloramos por lo quemado, pero dentro de tres meses, veremos cuantos nos acordamos de como lo estarán pasando esos héroes de nuestras cumbres. Y sí, digo héroes, porque trabajar de sol a sol para cuidar la tierra y que la misma nos dé de comer, es un trabajo únicamente al alcance de mujeres y hombres de otra pasta, por lo que si tú, “querido canario”, crees que pagar 2€ menos por un producto que nazca de la misma te hace más inteligente, conmigo no cuentes. Como siempre digo y hago, al sector primario no se le regatea el precio, se le paga y se disfruta de lo que nos llevamos, un pedacito de nuestra querida y amada, GRAN CANARIA.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *