La Ribera del Río Miño, cocina tradicional de altura en Las Palmas de Gran Canaria

La última vez que visité esta casa, me senté en esa maravillosa barra que acoge a miles de comensales cada año. Recuerdo como si fuera ayer ese Cocido Madrileño que me comí y también al alma mater de esta casa, Don Rafael Pulido, al que me niego a nombrar en pasado, porque su alma y espíritu están presentes en cuanto cruzas esas puertas. Me recibe Lavinia Cardoso, gran directora de la sala, que lleva conjuntamente con Tero Afonso, ausente ese día. Tras los saludos protocolarios, me dirijo a sala, ya que hoy preferí ese lugar a la hora de poder degustar algunos de los clásicos de la casa.

La fiesta empieza con el mini caldo gallego que, hace la función de “sentar las madres” que tanto nos gusta decir aquí. Cualquier aditivo externo en forma de estrés o similar, queda aparcado con cada cucharada que entra en tu cuerpo. A partir de ahí, el organismo siente que está preparado para continuar, cosa que consigue un Salpicón de Bogavante, primer plato de la velada. Aquí se nota la frescura de las verduras, así como su maestría a la hora de usar los cuchillos y el corte de las mismas, consiguiendo que los aromas y sabores perduren en mesa. A su lado, un Bogavante en su justo punto de cocción, jugoso, tierno y sabroso a la vez, consiguen en su conjunto, que el plato vuelva limpio a cocina.

Dos platos de usar las manos procedentes por un lado del mar y por el otro de la tierra, hacen que el festín continúe. Berberechos de las rías gallegas, ahora en temporada y con ello, sus impresionantes tamaños y sabores a los que un simple aliño en forma de ajo y aceite enriquecen. Por otro lado, Caracoles en su salsa, también de tamaños XL, que te llevaban a los montes más profundos y no podías dejar de mojar pan en esa cazuela de barro que los acogían. Mar y montaña en dos platos, que te hacen disfrutar usando las manos como cubiertos principales. 

Como principales, volvemos a jugar con el mar y la montaña. Por un lado la Calderada de Merluza y Rape, donde los puntos de cocción de ambos pescados, elaborados por separado en cocina a la hora de respetar los mismos, e integrándose después en conjunto, enamoran al comensal. De hecho, es el plato estrella de la casa, que lleva toda la vida ahí y que así seguirá siendo en el futuro. Como broche final, una Carrillera de Ibérico en su salsa, tierna y sabrosa, que no necesitaba ni el cuchillo a la hora de desmigajarla y llevarla a la boca. Quizás en este plato sobraba el arroz blanco que la acompañaba, pero no por malo, sino porque creo llega el momento de no acompañar los platos con ingredientes incensarios, aunque muy demandados por el comensal en ocasiones.

El postre, una delicatessen en forma de Crepe Suzette, que elabora la propia Lavinia en sala, a la vista del comensal. Si ya verla elaborándolo hace salivar al comensal, empezar a degustarlo y no querer terminarlo por las lágrimas que caerán en ese momento, es todo uno.

Imprescindible terminar una visita a la Ribera del Río Miño pasando por la barra, ahí tomé mi licor final y pude compartir confidencias con Lavinia y con Alfonso Miguez, jefe de cocina de la casa. Ante ambos me disculpé, porque me daba hasta vergüenza el no haber pasado en tanto tiempo a disfrutar de su cocina, a la que por ponerle un pero, los panes deberían ser mejorados en su conjunto, pero eso es un problema endémico de la gastronomía en Canarias. Por otra parte, la sensación de felicidad que tenía en esos momentos la había generado el espléndido trabajo de sala que atesora esta casa. Es todo un show ver como Lavinia dirige con firmeza, energía y una amabilidad impresionante, tanto a su equipo como al comensal y la cocina. Tiempos ajustados entre plato y plato, terminaciones en sala como el tartare que vi preparar a otra mesa, tratos con cocina y barra, así como el conocer el nombre de muchos de los comensales que estaban ese día en la sala, no hacen más que confirmar lo que se dice en el sector y es que en La Ribera del Río Miño, no es que todo siga igual, es que se dejan la vida por mejorar cada día un poquito más. Seguro que Don Rafael Pulido ayer, sonrió de nuevo allí donde esté, tras ver como su casa sigue siendo esa casa a la que una vez has salido, ya quieres volver.

PRECIO APROXIMADO POR PERSONA

45€ en adelante

VALORACIÓN:

SALA AMBIENTE: 9 SALA SERVICIO: 8  BODEGA: 8 PRODUCTO: 9 COCINA: 8

                  EXPERIENCIA:

Un clásico de la capital grancanaria, donde el producto y su respeto al mismo, es la base de su cocina. Tradicional y elegante, así como la sala, su barra es uno de esos sitios que también se disfrutan por sí misma.

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