Roca Recicla, el proyecto del Celler donde las botellas cobran una segunda vida

 

Dentro de esta historia que estamos narrando sobre el Celler de Can Roca «que no se ve», hoy toca hablar de un proyecto único en el mundo, y que debería ser modelo de análisis y exportación al exterior. En unos tiempos donde todos estamos concienciados sobre la necesidad de reciclar, a veces, los pequeños gestos los tenemos al alcance de la mano y no los vemos. Aquí, el Celler de Can Roca ha decidido dar una segunda vida a las más de 100 botellas que cada día se vacían en su restaurante, por ello, han creado el Proyecto Roca Recicla, que para más inri de quien les escribe, tiene alma canaria, la de Elena Portillo.

¿Quién es Elena Portillo?

Soy isleña, del mar. Nací en Palma de Mallorca, pero viaje a Gran Canaria con 9 años, por lo que me siento canaria de sangre, es donde viví. Soy una buscavidas, desde pequeña he sido recolectora y llegué al Celler con una cesta enorme de los cristales y palos que recogía siempre por la zona de la Cícer en la Playa de las Canteras. De pequeña pasaba el día haciendo collares con caracolas y piedras que nos ofrecía nuestra amada playa. Tras estudiar, estuve trabajando en algunas tiendas tradicionales, pero me aburrí y me fui a Barcelona a estudiar Diseño. Ahí compaginé el trabajo en la tienda con los estudios mientras por las noches cuidaba a una señora mayor. Pero un día, caminando por la ciudad, me encontré con un pintor callejero, Juan Bueno, lo miré y le dije, “no sabe cuanto le envidio, me encantaría hacer lo que usted hace”, a lo que él me respondió, “¿por qué?, no lo haces porque no quieres”. Ese mismo día dejé de trabajar y estudiar, pasando un año a su lado pintando por las calles de Barcelona. Un año después, por medio de mi madre entré en una compañía aérea como azafata y volví a Gran Canaria, fui madre y al poco me separé, lo que me hizo pedir jornada reducida. Fue entonces cuando acudí a la FEDAC para ver que podría hacer en mi tiempo libre, y de todo lo que había en la FEDAC mirando de todo lo que había en artesanía, que no requiera estudios, leí ese apartado de “Artesana de Reciclaje”. Ahí empezó toda mi nueva vida, encontrando y reciclando todo lo que llegaba a mis manos, centrándome sobre todo en el papel, hasta que me presenté al examen y lo aprobé, obteniendo el título de Artesana de Reciclaje.

La vida para ti te llevó del suelo a los cielos, para depositarte en esa playa donde recogías cristales de niña.

Cierto, no lo podría expresar mejor ni yo misma. Yo soy autodidacta, pero con lo que he viajado y lo que se aprende conociendo países no te lo enseña ninguna escuela del mundo. Esa ha sido mi universidad, tocas tierra y hablas con la gente de los pueblos, de las calles, por todo el mundo. Eso no se paga con dinero, dejas el ombligo fuera.

Y tras todo esto, ¿cómo recalas en el Celler?

Yo soy artesana del reciclaje reglada por la FEDAC, y este ha sido el gran regalo que me hizo la Federación de artesanos de Canarias. Una persona que me conocía sabía de la necesidad que tenían aquí de alguien con mi perfil; mayor de 45 años y artesana del reciclaje. Y por medio de la Fundación Oscove, entré aquí con un proyecto de reinserción social para personas de mis características.

«Déjame dar las gracias a los Hermanos Roca por poder hacer lo que me gusta, ojalá todas las empresas tuvieran un artesano dentro de su casa, somos las manos y el recuerdo a las raíces»

¿Conocías quienes eran los Hermanos Roca y lo que significaba trabajar aquí?

A mí me llamaron y me dijeron, “Elena, hay un posible trabajo para ti en Girona, en el Celler”, a lo que yo dije, “fenomenal”. Sin más, yo soy muy feliz por la vida, un poco lorito me gusta decir a mí, y al llegar aquí venía a trabajar, cuando de repente me encontré con 7 personas para entrevistarme. Yo, que venía de vender collares con una caña por la playa, me vi envuelto en este entorno. Se preocuparon en formarme y se me dio bien, porque en el fondo, si lo piensas, tiene mucho que ver con lo que yo hacía de niña, coger cristales y darle forma. Aquí cojo las botellas vacías de los comensales del Celler, y les doy una nueva vida. Pero déjame decir algo, y por favor, ponlo muy claro, quiero darle las GRACIAS a los Hermanos Roca. Soy muy feliz con lo que hago, pero cada día soy más consciente de lo que tengo aquí es un regalo con las alas de estos tres ángeles, porque si lo piensas, ¿qué hace una artesana en este espacio?

Jugando con la canción, ¿Qué  hace una artesana como tú, en un sitio como este en éste?

(suspira). Vivir y sentirme útil. Me siento tan cuidada y no porque me traten diferente, sino porque me dejan trabajar con mis manos y a mi ritmo. Hay días que pienso, si todas las grandes y medianas empresas de nuestro país, en cualquier sector, tuvieran un artesano vinculado a lo que realizan, seguro que los resultados de la misma serían mucho mejores. Un artesano es el alma, mirar las raíces de cada uno, por muy alto que se vuele.

Tus recuerdos de niña era recoger cristales rotos y viejos en la Playa de Las Canteras, ahora, sin embargo, cada día acudes a uno de los mejores restaurantes del mundo y por tu mano pasan botellas únicas, que han contenido vinos con historia, y te toca a ti darles una nueva vida. Mirando hacia atrás, ¿Qué ves?

Lo que más me llamaba la atención al principio era eso, las paradojas de la vida, que a veces te manda señales que uno no es capaz de descifrar. Yo de pequeña ya hacía lo que es mi trabajo al día de hoy, con la diferencia de que antes yo recogía cristales y los pegaba en forma de collares, y ahora recojo las botellas enteras, y las rompo para transformarlas en objetos varios, como son platos, vasos o ceniceros. Soy consciente de que cualquier acto de que tengas en tu vida, termina volviendo a ti.

¿Te das cuenta de que en las mesas del Celler y en casas de comensales de medio mundo que pasan por aquí (en el hall del restaurante hay un puesto de venta de objetos que salen de aquí), hay un pizquito de huella canaria?

Sí, y eso es lo que más agradezco a los Roca, que sigan mirando a las raíces de la verdad, de la artesanía y del trabajo de todos. Cuando se habla que en el Celler no hay diferencias, yo, que estoy en la Masía estoy muy de acuerdo, pero aquí no se olvidan de donde venimos todos, de la tierra, recordar lo que somos, MANOS Y ALMA, ellos en cocina, otros en la sala, otros en los huertos o yo aquí.

Hoy está todo rodado, parece que camina sólo, pero pienso en ese primer día tuyo aquí, ¿Cómo fue?

Fáciles (carcajadas). Y te lo digo en serio, yo trabajo con las manos y aquí es lo que hago. Mi jornada empieza yendo al Celler a recoger mis botellas, vengo aquí y empiezo a separarlas, para ponerme a trabajar con el planning que tengo elaborado. Hay veces que alguno de los hermanos pasa por aquí y me dice, “Elena, esa botella es especial”, lo que me hace cerrar los ojos e imaginar hacia donde debo llevar la misma. Me hizo mucha ilusión cuando Joan vino a verme y me pidió que elaborara un plato especial a la hora de cocinar el pescado en la jornada que el BBVA Tour los llevó a Gran Canaria, y más realizada me tiene el que él mismo haya tenido continuidad. Aquí mi trabajo desde el primer día fue igual, por las mañanas, trabajar con las botellas y las máquinas, por las tardes, sentarme al fragor de la naturaleza y darle forma con las manos, lijando despacito, con mimo y con cariño.

Si pudieras realizar un sueño con tus manos a día de hoy, ¿Cuál sería?

Lo tengo muy claro, llevar este proyecto de Roca Recicla a mi tierra, Canarias. Para mí sería un sueño poder ayudar a formar artesanos de la isla y que pudieran hacer lo mismo que hago yo aquí, por varios motivos. Uno, aportar algo a mi gente y a mi profesión, siento que estoy en deuda con la FEDAC. Pero otro, quizás el más importante, es poder sumar un granito de arena a que cuidemos nuestro planeta, y nosotros, que somos isleños, deberíamos ser abanderados en esta causa. Ojalá algún día Helena (la directora de la Masía) entrara por la puerta y me dijera, “Elena, tenemos que hablar”. Mi respuesta serían dos, “Sí y Cuando”.

Antes de despedirme, si les interesa acudir a los artículos previos que hemos publicado sobre el Celler de Can Roca, les dejo los siguientes enlaces: Charla con Marc Roca; De conversaciones con Stagiers Canarios en el Celler; La Masía, casa de los sueños de todos. Y como bonus track en esta ocasión, si quieren ver en pequeños vídeos, lo que Elena realiza, aquí les dejo un pequeño resumen en tres etapas de su trabajo. En la primera, podrán ver como se cortan las botellas, en la segunda el trabajo para lijarla en máquina, y en la tercera el acabado final a mano. Todo un espectáculo, que debería ser ejemplo para muchos, ojalá el sueño de Elena se cumpla y este proyecto de el salto a Gran Canaria como primer paso, seguro que la FEDAC lo acogería con muy buena gana.

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